Acerca de las pantallas, el consumo y la publicidad que no vemos  
 

Muchas veces no es tan sencillo reconocer las relaciones existentes entre lo que ocurre frente a las pantallas y los derechos ciudadanos.
El ciberbullying, el grooming y otras formas de violencias que se dan a través de estas tecnologías, forman parte de lo que es evidente, de las preocupaciones de muchos, de lo que se habla en los pasillos, en los medios de comunicación y la mesa familiar. Frecuentemente, esto es lo que llega a vislumbrarse acerca de la relación entre las pantallas y los derechos ciudadanos.
Sin embargo, además de estas situaciones más conocidas, especialmente por las víctimas, sus familias, sus amigos y maestros, también hay otras prácticas como las que nos proponen consumir productos o servicios que, en algún punto, también pueden ser pensadas como violentas. Pero de ellas hablaremos dentro de unas pocas líneas.
Antes, es bueno aclarar que la relación entre lo que ocurre con las pantallas y los derechos, no solamente se expresa a partir de diversas formas de violencia. No todo es malo u oscuro. Por el contrario, también a través de las redes se crean y circulan conocimientos e ideas luminosas por creativas, positivas, bellas e inspiradoras, cuyo discusión, desarrollo y concreción crean un movimiento, una efervescencia, que frecuentemente es desconocida por la mayoría de aquellos que tienen acceso a Internet. Así, a partir de la identidad de intereses, aparecen nuevas formas de construir comunidades, producir arte y conocimientos, nuevas formas de participar, reclamar, reivindicar o proponer la discusión de cuestiones de relevancia social. En una futura publicación avanzaremos en respuestas a preguntas como: ¿En qué consisten estas iniciativas? ¿Dónde encontrarlas? ¿Por qué no resultan tan evidentes?
Mientras tanto, hablando de iniciativas no evidentes o no tan fácilmente reconocibles, hoy nos ocuparemos de la publicidad que aparece en las pantallas.
A ver: no tenemos –al menos, por ahora- que pagar dinero por el uso de los programas o de las páginas más difundidas. Sin embargo, cada una de estos sitios y programas existen y crecen a partir de personas u organizaciones que pagan mucho dinero para producirlos, para que estén en línea, para actualizarlos, etc.
¿Y cómo ganan dinero los dueños de estas páginas o programas (que, dicho sea de paso, son empresas comerciales)?
Uno de los caminos que eligen es la venta de publicidad. Por ello, ya nos resulta cotidiano que cuando queremos leer alguna noticia en Internet, antes de la portada del diario, se abra alguna propaganda, o que las tengamos siempre presentes, “enmarcando” nuestra lectura. También nos encontramos con otras publicidades que están rotuladas como tales, entre otras informaciones similares brindadas por el programa en cuestión (este es el ejemplo de los enlaces patrocinados de Google o de los videos o artículos publicitarios que aparecen en algunos diarios digitales. En la gran mayoría de estos casos, si estamos atentos, podemos no leer estas publicidades, cerrarlas, evitarlas de algún modo, etc.
Sin embargo, también hay otras publicidades que están implícitas, que están entramadas en la información a la que se accede y que no es tan fácil identificar o, incluso, resulta imposible de evitarlas totalmente. El ejemplo más claro en este sentido, es el fragmento de la publicidad que sí o si debemos ver antes de acceder en YouTube al video que buscamos.
En este punto, resulta relevante pensar aquí en los niños, en la publicidad a la que están expuestos cuando juegan en Internet y/o cuando buscan datos para realizar sus tareas escolares.
Allí no hay rótulos que anuncien “Inicio del espacio publicitario”, sino todo tipo de publicidad “casi casi” invisible.La cuestión no es nueva: la publicidad implícita existe en la TV, en el cine, en las revistas, etc.
Sin embargo, hay dos hechos que se potencian en la escena de un niño jugando un juego en Internet: la interactividad de las pantallas (a diferencia de anuncios estáticos), y el hecho que los niños y jóvenes que juegan en Red están solos frente a la pantalla. Y, en general, lo están durante mucho tiempoNo hablamos de asustar, prohibir, limitar, apagar, etc. 
Sí hablamos de visibilizar la situación, de iluminar las “otras” reglas de juego a través del diálogo. En el marco familiar, quizás un buen comienzo sea instalar el tema de los precios que pagamos por usar determinados programas.
En la escuela, por ejemplo, quizás se pueda partir de este lugar y avanzar respecto a las relaciones existentes entre estas prácticas comerciales y los derechos que también tenemos en Internet; analizar el lugar del Estado a través de sus distintas oficinas; los caminos para denunciar prácticas ilegales, etc.En definitiva, se trata de crear y construir compañía.
Tender puentes con el niño o joven que está solo (sí, solo) frente a la pantalla.
Puentes o puertas que le permitan preguntar y encontrar respuestas; construir nuevas preguntas y elementos de juicio para analizar críticamente aquello que se le ofrece a través de las pantallas.
Las jóvenes generaciones aprenden intuitivamente a manejar las pantallas. Sus fabricantes se han esforzado para que su uso sea cada vez más sencillo. Y cuando tienen dudas, los niños y jóvenes las resuelven con pares.
Y bien: ni unos ni otros los ayudan en estos y otros temas. Porque no saben o no les interesa.
En cambio, sería importante acompañarlos en la construcción de una mirada crítica acerca de lo que viven con/en las pantallas. Y para ello no necesitamos manejar las pantallas con su misma destreza.
Son otras nuestras fortalezas para hacerlo

       
   

En la pantalla se avisa: ”Puedes seguir jugando a este juego totalmente gratis luego del próximo mensaje de nuestro patrocinador.”En cada juego existe también una publicidad en la parte superior de la pantalla, en este caso, de una cadena de electrodomésticos

 
       
     
     
 

Mundo Gaturo, aparece un teléfono  (con el logo de una empresa de telefonía) como menú para recibir mensajes, obtener aplicaciones o jugar.

 
     
 

Un artículo interesante respecto a estas prácticas comerciales (¿Qué estás comprando mientras estás jugando?) puede encontrarse en:
http://www.rosario3.com/noticias/Que-estas-comprando-mientras-estas-jugando-20150715-0033.html